lunes, 21 de enero de 2013

Sobre las disparidades de voces. Democracia hasta en la lengua.

Si. Nos pusimos serios para hablar de un tema en el que más de uno se va a sentir identificado, pasen y vean. La lengua democrática es un derecho de todos.
 
En un país donde lo que no se quiere, se disfama, se critica y hasta se odia, nos encontramos con lo que podríamos llamar “la era de las organizaciones”. Esto es, ni más ni menos que la idea de que todo aquel a fin al gobierno K se sienta perteneciente o pertenezca de hecho a un grupo que apoya a las políticas Kirchneristas o que quienes la odien, sientan aún más el odio, por transferencia a un rama agrupacional en particular. Nadie sabe muy bien el eje o motivo de semejante rechazo hacia el aparente fanatismo desmesurado de los que forman parte de ella, pero sí saben que quienes se mueven en la crema de esta agrupación, son altamente criticados y hasta odiados por el resto, aunque también están los que prefieren mantener una cierta distancia o respeto que también genera alejamiento.
 
Vivimos en una sociedad que odia o ama. Estos sentimientos son básicamente los que fomenta y genera la Señora Presidenta en mayor o menor medida. Como en sus mejores épocas, lo hacía Eva Perón desde su afán por proteger y resguardar a sus descamisados y por ser la primera dama del General, de esas mujeres que se dedican a cuestiones relacionadas con las clases medias bajas, trabajadoras aunque un tanto dejadas de lado, que dejó su vida en cada discurso y toda obra, hasta su paso a la inmortalidad.


Hoy en día ese mismo amor-odio, pero sobre todo inclinado hacia el segundo es lo que se siente en general, incluso por quienes no son partidarios y sí simples ciudadanos intentando remar contra la corriente más austera, que los deja afuera si no se unen a la manada bajo la militancia que sirve, la que los hace partícipes de su democracia, en la que tantos hombres de nuestra historia se preocuparon por lograr, ejercer y sostener. La que NO SIRVE es la que los enaltece creyéndose los mejores en su “vocación”, la que los hace pensarse superiores sobre el resto, y ni siquiera llegaron a sacarse la típica y obsecuente “foto con la Jefa” o con alguno de sus referentes más reconocidos. Los que creen que por hacerles un bien, ya sea entregar bolsas de comida, reparar el techo de la cocina en un asentamiento de la zona más humilde de la Ciudad o situándose en un lugar de coordinación que nos les corresponde, son parte de la historia al nivel de Belgrano, San Martín o Saavedra, por citar algunos.


La reflexión es clara y precisa. Militar no es “creérsela”, la opinión de un grupo, agrupación u organización no tiene por qué ser motivo de agresión para quienes piensan que son más que otros por darles paso o hacerlo pasando por encima de la palabra de un referente de mayor jerarquía; la más clara definición de “subirse al pony o que te den el empujoncito inicial para que lo hagas” es la idea que los pone en una posición de altanería y superioridad que nos les cabe por jóvenes, por inexpertos y soberbios. ¿Algo más?
 
 Todos y cada uno de nosotros, como ciudadanos de un mismo país, integrantes de una misma región, ser humanos pensantes, razonables (en algunos pocos casos) pero sobre todas las cosas argentinos, deberíamos concentrarnos en intentar mejorar de a poco en todos los sentidos de las mejoras para un país, y sobre este punto en principal, un diálogo de consenso que nos una, y no que nos aleje por pensar distinto, los unos de los otros.  

martes, 4 de septiembre de 2012

El día que fue mi día.

Corría el año 2009 y recién terminaba el cole. Sabía que iba ver menos a mi flia, a mis amigas y amigos de siempre, que verlos después de varias semanas serían mi momento de relax y distención.... que la música iba a ser mi fiel y casi silenciosa compañera por momentos. Empecé una de las carreras que más amé y que todavía amo y, a la vez, a trabajar.
Me enseñaron que hay que ser agradecida y me parece que hoy es un día ideal para agradecer y para recordar como me sentía en mi primer día. Le tenía miedo a todo, sí. Muchos no se dieron cuenta, otros simplemente hablaron y hablaron, sin pensar que detrás de mi sonrisa había muchas dudas e inquietudes. La gran mayoría de las personas que estaban a mi alrededor se esmeraron por ayudarme y lo lograron y gran parte de lo que soy como trabajadora lo aprendí de los que intentaron hacer de mi una buena compañera. Si les falle en algún momento, sepan disculpar, no fue con mala intención.
Pasaron 3 años desde el día en el que empecé a saber lo que es trabajar, a comprender el hecho de un laburo digno, copado y a la valoración del mismo. A confirmar que el trabajo en equipo es genial y a conocer a mucha gente que me ayudó y que sigue hoy con ganas de ayudarme y a enseñarme.
Esto a lo que me refiero es el trabajo de secretaria. Y si, tuvo y tiene sus pros y contras como todo, pero está bueno sentirse útil, saber que aunque con ir a buscarle el almuerzo a la o al de lado le estás haciendo el favor de su vida o aunque suene exagerado le estás salvando el día. De ahí en más, risas, algún que otro pequeño enojo, emociones y llantos son parte de un gran combo de sensaciones de lo que fue, es y será mi segundo hogar.
Así de simple, Gracias!
Gracias a los que siguen confiando en mí y a los que esperan de mí lo mejor. Les deseo lo mejor del mundo, simplemente porque creo que todos nos merecemos ser felices.
Hasta otro día.

viernes, 31 de agosto de 2012

Si se quiere, se puede.


Pablo Pineda, un ejemplo de igualdad y de inclusión académica

 Es el primer joven europeo con Síndrome de Down en obtener un título universitario.

 
Pablo Pineda Ferrer nació hace 37 años en Málaga, capital de la provincia de Andalucía, España. Su primera aparición pública fue en la película “Yo También”, que le valió el premio a mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián; aquella narra la historia de un trabajador social enamorado de su compañera de labores. Hoy, Pablo es   para muchos chicos como él y más allá de los prejuicios, es un ejemplo de esfuerzo y superación personal.

Este malagueño se recibió hace poco tiempo de Licenciado en Magisterio y le quedan pocas materias para terminar el posgrado de Pedagogía, lo que lo lleva a consagrarse como el primer joven europeo con Síndrome de Down en ser egresado de una carrera universitaria. Pineda además dicta conferencias y ponencias acerca de su experiencia con el objetivo de despojar prejuicios y aportar conocimientos sobre su “capacidad diferente” y para que se respete la diferencia, aquella que muchos marcan, tal vez por ignorancia, por discriminación o por pura ingenuidad.

No conforme con esto, colabora con la compañía Adecco S. A. en Colombia para lograr que los líderes de las empresas vean las diferencias como oportunidades y como problemas o defectos; en este contexto, destacó la puntualidad y el espíritu cumplidor.

En una entrevista realizada recientemente, Pineda contó que su próxima meta es obtener su carnet de conductor para sumarle un paso más a la independencia y autosuficiencia que ansía. Además, afirma que le disgusta que su caso sea tratado como inusual o excepcional, ya que el mensaje que quiere inculcarle a los padres de los niños con su discapacidad, según lo dicho en la charla, es “que se puede” y que deben ser enseñados y estimulados por ellos.

Pablo Pineda Ferrer demuestra que se puede y que la estimulación a temprana edad para la inserción en la sociedad como un ciudadano más - cuando de hecho lo es – forma parte de la gran cadena de inclusión de la que el mundo habla actualmente. Si se quiere, se puede. Ni una palabra más, ni una menos.
 

lunes, 5 de marzo de 2012

Re-cordis mi "Bucay".

Debo reconocer que hace demasiado que no escribo, que esto de no tener inspiración en vacaciones a veces es un poco frustrante y que lo único que me vendría genial para seguir con "La Vida en Paz", mi primera y, hasta ahora, abandonada novela sobre muchas cosas que escuché por ahí y otras tantas que veo y escucho de muchas de las personas que me rodean, sería un musita o musito que me caiga del cielo. O de algún otro libro, claro.
Pero en este caso en particular, y luego de darme cuenta de que este blog se convirtió en cualquier cosa menos en un infomativo, sé que es la mejor manera que tengo de leerme a mí misma... enojada, triste, feliz, esperanzada, experimentando todas o casi todas las sensaciones que una persona y sobre todo de una "no tan niña" debe vivir para dejar de serlo de a poco.
La publicación de hoy trata sobre esas pequeñas grandes sabias personitas que nos hacen creer, descreer, crecer... en fin, construir y/o destruir ese inmenso castillo enmarañado de preguntas y respuestas que nos hacen pensar y repensar sobre lo que nos pasa y lo que queremos que nos pase. Una de ellas, una de esas musitas a las que me refería antes, es hoy una mujer divina en todos los sentidos, que supo aconsejarme y tratarme como una princesita, cuando todavía lo era, y a quién recuerdo no sólo como una gran profesional, sino como una gran amiga. No voy a develar su nombre por ahora, porque espero que cuando lea esto sepa autoidentificarse.
Con ella, problemente de esas que se pueden clasificar como "soul sisters", aprendí entre otras cosas que los cortes no siempre tienen que ser tristes y dolorosos y en el último de los casos, si lo eran, ella iba a estar para sanarlos. Una especie de Belen Fraga eterna y no-ficticia (los/las que vieron Chiquititas me deben entender). Compartimos partidos de Yenga, partidas complicadisimas del Mis-te-rio que finalmente me compré para tratar de ganar alguna vez, memotests, etc. Juegos que entendí en el trancurso del tiempo que tenían un significado importantísimo en mi terapia, a la que un día dejé de ir sin entender muy bien por qué, pero de las que nunca me olvidé.
¿De dónde sale todo ese "Re-cordis"? De que las redes sociales logran encuentros inesperados y de que el centro de nuestra ciudad, mucho más. Así es que pensé "la voy a buscar, a ver qué onda" y la encontré. La ví con su familia y me puso muy feliz saber que nuestra separación era necesaria para las dos, sobre todo porque el destino nos tenía preparada las mejores de las vidas. A mí me falta mucho más que a ella, pero ella consiguió lo que más quería: ser mamá, y además de dos bellezas.
En este oportunidad la moraleja se la robo un poco al grande de Eduardo Galeano: Recordar es volver a pasar por el corazón, ése es el famoso significado de Re-cordis. Y a su vez, mi re-cordis se refiere a la más grossa de mis musitas. Para vos, Carol. Muchas pero muchas e infinitas GRACIAS.


martes, 22 de noviembre de 2011

Declaración para un no-amor.



Hay tanto escrito sobre una misma historia que hasta a veces pienso que si supieras lo repetitivo que se vuelve todo, te cansarías de leer. Pero el problema no está en la repetición, sino en los cambios sobre la trama de una misma saga que parece no tener fin. La diferencia es que pareciera que todo está en “modo stop”, o empezando desde 0, como si fuese un eterno deja vu.
En este momento, y mientras seguramente también puede que este empezando a escribirse otra historia alrededor tuyo en la que puede que yo tenga muy poco que aportar, tendría que estar leyendo sobre historia argentina en diversas épocas, pero no puedo. No tengo otra historia en la cabeza más que la mía con vos. Y me refiero a vos, que nunca vas a leer esto y  supongo que tampoco te interesa hacerlo. Escribo sobre vos, que ahora te comportas como si nada hubiese pasado, como si todas las veces que te tuve a centímetros de distancia hubiesen sido nada. Esa misma nada que ahora me mantiene despierta durante más noches y más horas oscuras, y con ganas de saber que va a pasar la próxima vez, y la próxima y la próxima…
Por momentos recuerdo flashes de situaciones que no se si volverán a darse, escenas sueltas que vos mismo intentaste hacerme creer que fueron parte de una ficción, cuando en realidad puede que se supere a si misma todo el tiempo, sobre lo que existe, mal que te pese. Pero de si de algo estoy segura es de que todo esto fue y es efectivamente real y de lo mucho que deseo que todo lo que ya pasó, pase de vuelta. Ahora me toca a mí hacer mi parte. Jugar con las pocas armas que siempre tuve y no usé, tal vez porque creía que era en vano, o porque cualquier tipo de acercamiento me daba la sensación de que te perdía. Pero eso es lo que siento ahora.
Lo que me genera paz y tranquilidad es la certeza de que vas a seguir estando ahí como siempre, eso espero, y como todas las veces que te necesite, y como todas las que creo que te voy a seguir necesitando.  
Estoy convencida de  lo mucho que me importas y de lo bien y reconfortada que estoy cuando te convertís en mi mejor sostén, en mi “almohada” más confiable, cuando literalmente le das una mano a mi comodidad, pero también estoy segura de que no sabes que si eso me faltara algún día, me faltaría un parte de mi misma.
Ahora y hasta “el día después” solamente me resta esperar, sin especular con lo que va a pasar o lo que no. En el momento indicado y en el preciso instante en que todo se alinee y se condicione para dar mis primeros pasos, esos van a ser los más firmes y sutiles. Creo fehacientemente en que yo sí se lo que quiero, y que también puedo dudar… y hacerte dudar de lo que te lleva a decir lo que decís y aclarar lo que aclaras, pero por lo menos… yo no te creo ni un poco. O a lo mejor me equivoco y lo que todo este tiempo se dio sucedió gracias a y por vos, y no porque no quiera nunca hice nada para darte las señales que te dieran a entender que lo que sentía me hacía bien, pero de cualquier forma no me arrepiento de nada.
Si tuviese que darle un final a esta nueva primera parte resaltaría lo raro que se siente no saber por dónde empezar, pero a la vez saber que si no hago nada o haciendo todo, tengo el mismo miedo. Ese miedo inexplicable que algún dia voy a dejar de sentir, ojala ese dia llegue pronto.
Solo me queda un pedido por hacerte: por favor, no te vayas nunca.


viernes, 18 de noviembre de 2011

Porque es un buen compañero...

El hombre de al lado siempre suele ser ese típico vecino pesado que alguna vez todos tuvimos. Pero “El Hombre de al Lado”, aún más insistente y locuaz, es aquel del cual nos sorprendemos y nos shockeamos cuando el film finaliza y nos quedamos perplejos.
Este peliculón de Mariano Cohn y Gastón Duprat cuenta la historia de Leonardo (personificado por Rafael Spregelburd) un egocéntrico y prestigioso diseñador que, ante una sorpresiva construcción en la casa contigua a la suya, se ve debilitado viril y moralmente por Víctor, en la piel de Daniel Araoz, un supuesto vendedor de autos, gran convincente… caracterizando al clásico tipo de barrio porteño. 
Sus vidas se entrecruzan cuando Víctor decide mandar a construir una ventana ubicada frente a uno de los ventanales de la casa de Leonardo, “invadiendo” su intimidad y sobre todo la de su familia, altamente influyente en su opinión y su accionar dentro de la trama. Con la excusa de “darle luz a su hogar”, Víctor logra llegar a un acuerdo con el diseñador que, teniendo en cuenta sus contactos y amistades, termina por desestabilizar sus vínculos íntimos gracias a las artimañas de Víctor.
Las excelentes actuaciones de los personajes primarios y también de los secundarios crean un resultado desopilante, que deja al espectador boquiabierto y con algunos cuestionamientos. Desde la mirada específicamente audiovisual, la película se basa en diálogos sin música de fondo, lo que le da un toque de cotidianeidad y de “realidad”, además de contar con majestuosos planos cortos que destacan el contexto dentro del cual se desarrolla el nudo de la historia, sobre todo en momentos en los que Leonardo y su esposa charlan agotados y resignados por los ruidos molestos que los llevan a un insomnio permanente e insoportable o escenas en las que Víctor hace gestos firmes que resaltan sus facciones y su aparente carácter altanero pero pintoresco. La perlita del film fue el lugar de locación ubicado en la Ciudad de la Plata, más precisamente la única casa diseñada por el genial artista suizo francés Le Corbusier en toda América, considerada la obra maestra de la arquitectura moderna.  
La clave está en las diferencias; dos personalidades que, sobre distintas miradas, son interesantes y hasta pueden resultar familiares. El condimento psicológico y tortuoso lo aportan la presión ejercida por la esposa de Leonardo hacia su marido y la extraña relación que mantienen Víctor y la hija de su vecino, “de pared a pared”, a través de la puesta en escena de una suerte de títere-dedo improvisada del personaje de Araoz, quien se luce entre lo divertido y lo irónico.
Simplemente me resta decir que “El hombre de al lado”, cuente o no la historia de este Víctor que se asemeja a cualquier personaje similar de nuestras vidas, es de esas películas que uno no puede dejar de ver hasta el final, o al menos hasta que alguien quiera interponerse para situarse en una ubicación mejor y no permitir la vista buena y detallada. No se aceptan interrupciones, cualquier mínima distracción es perjudicial para su máximo entendimiento… y su maravillada critica. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Así es, y nada más.-

En la ciudad gris, bares y cafés,
tenés que olvidar, nena, no podés.
era un escritor, se la daba de,
era un usador de tu buena fe.
Y justo pensé, pensé por pensar,
yo que estaba acá,
nena, donde estés
cómo, cómo estás?
Sexy overol
en el restorant,
pero él no te espera,
él no te espera, y no olvidas.
Y ves, que esta tristeza no puede ser
que algo mejor tiene que haber
algo por donde salir a andar.
Dale, dolores no llores,
dale, dolores no llores,
dale, dolores no llores.
Servido va tu amor.
uoh uoh uoh servido va tu amor.
uoh uoh uoh servido va tu amor.
uoh uoh uoh servido va tu amor.
Si viene y entra por esa puerta
ay, yo me muero.
fantasma o no, vos en él y él en vos
y brillo loco en la bandeja
están sus ojos negros,
pero ya basta, ya basta
sabemos que terminó.
Dale, dolores no llores,
dale, dolores no llores,
dale, dolores no llores.
Todo pasa.
todo pasa.
todo pasa.
todo pasa...